El desconocimiento sobre esta nueva tecnología desvía el verdadero debate, que debería centrarse en cómo potenciar el desempeño humano a través de ella.
Como en la mayoría de países, en Ecuador, la Inteligencia Artificial (IA) dejó de ser un tema lejano y el debate sobre su aplicación pasó del potencial que tiene al impacto real dentro del mercado laboral.
Los “cucos” sobre la conversación se relacionan más al desconocimiento que se tiene sobre esta nueva tecnología, que al daño real que está provocando en cuanto a sustituir el desempeño humano.
Entre la eficiencia y el reemplazo
La IA promete eficiencia, automatización de tareas tediosas y reducción de costos, por lo que este avance tecnológico nos confronta a la pregunta crucial: ¿Nos ayuda o nos reemplaza?
En sectores como atención al cliente, el análisis de datos, la logística y la manufactura, la automatización ya está desplazando tareas que tradicionalmente hacíamos los humanos.
Para Viviana Rodríguez, directora de operaciones de SGF Global Ecuador, empresa especializada en selección y gestión de talento humano, no se trata de si la IA tomará el lugar de los humanos en sus empleos, sino qué tipo de empleos serán más resilientes a la automatización.
“Hoy más que nunca necesitamos capacitar a las personas en habilidades que las máquinas no pueden replicar: pensamiento crítico, empatía y liderazgo”, sostiene Rodríguez.
Un estudio de SGF Global revela que el 54,2% de los empleados ecuatorianos aún están en el sector informal, mientras que únicamente el 42,5% trabaja en el sector formal. Esta informalidad es un reto para la adopción tecnológica, pues muchas empresas carecen de la estructura y de los recursos para implementar soluciones de IA de forma segura y regulada.
No obstante, los sectores más estructurados como la tecnología, el comercio electrónico y los servicios financieros ya están utilizando herramientas de IA para reclutamiento, análisis predictivo y automatización de atención al cliente.
¿Aliada o amenaza?
Empresas como SGF Global han comenzado a ofrecer servicios como el Business Process Outsourcing (BPO) y el Employer of Record (EOR), permitiendo a compañías nacionales e internacionales operar en el país, optimizando sus procesos y sin necesidad de crear una entidad legal.
Estos servicios integran herramientas de IA para gestión de nóminas, cumplimiento legal y análisis de datos, fortaleciendo la eficiencia operativa de sus clientes.
Incluso, en momentos críticos, como la crisis energética de 2024, la IA fue clave. Permitió a muchas organizaciones mantenerse operativas gracias al uso de plataformas colaborativas, sistemas en la nube y soluciones de automatización que no dependen del trabajo manual o de horarios específicos.
Desafíos estructurales
Aunque la IA brinda soluciones, su implementación requiere inversión en educación tecnológica y en infraestructura digital.
En Ecuador, la alta tasa de empleo informal, el subempleo (22,5%) y el empleo no remunerado (12,6%) reflejan un mercado laboral que lucha todavía contra problemas estructurales. Estas cifras sugieren que, sin una política pública clara que fomente la inclusión tecnológica, la IA podría profundizar las brechas en lugar de cerrarlas.
Un futuro con IA
Para que la inteligencia artificial se convierta en una herramienta de empoderamiento en lugar de una amenaza, es fundamental que las empresas ecuatorianas se enfoquen en las personas. Esto significa no solo automatizar procesos, sino invertir en capacitación, desarrollo de habilidades digitales y en políticas de retención de talento.
“El desafío más apremiante para las empresas no es solo encontrar talento, sino también retenerlo en un entorno cada vez más competitivo. La tecnología debe ser una aliada que potencie las capacidades humanas, no que las sustituya”, aporta Viviana Rodríguez.
En conclusión, la inteligencia artificial no es intrínsecamente buena o mala; es una herramienta poderosa cuyo impacto depende de cómo la utilicemos. Ecuador tiene una oportunidad única de aprovechar esta tecnología y construir un mercado laboral más justo, eficiente e inclusivo. Para lograrlo, será crucial la colaboración estratégica entre todas las empresas y sus colaboradores.